Descripción
Quinta Sardonia
De color cereza picota, lágrima densa. En nariz muy complejo,
con muchas notas diferentes: flores, tostados, fruta roja, algo
de fruta negra también… unos toques picantes, especia, algo
de incienso incluso.
En boca aún están por pulir un poco los taninos, pero tiene un
gran cuerpo y un buen paso por boca. Gran ataque, muy
buena estructura y bastante equilibrado: fruta roja y negra
madura con notas especiadas y gran final.
Elaboración y Crianza
El Quinta Sardonia tiene una crianza es de 17 meses en
barricas de roble francés, 45% nuevas y 55% de un uso. Se
realiza una clarificación con clara de huevo y una ligera
filtración antes de embotellar.
La vendimia es uno de los puntos claves del proceso. Un mismo pago se puede
vendimiar hasta en tres veces distintas para asegurar que las uvas llegan a la bodega
en su punto óptimo. Una vez que el fruto se ha recogido en pequeñas cajas, se hace
una doble selección, primero de racimos y luego de granos y mediante un puente grúa
se introducen las uvas enteras por gravedad en los depósitos, donde autofermentan
con sus propias levaduras autóctonas, con notables resultados a nivel aromático.
La maloláctica se realiza en barricas de roble francés, no necesariamente nuevas, y la
crianza se hace en barricas de la misma foresta (están realizando alguna experiencia
con tinos de hormigón), tanto nuevas como de un año (depende de la añada), y hacia
primavera se hace el ensamblaje final del vino, sin que cada añada tenga la misma
proporción de cada variedad.
Dirección Técnica
Proyecto gestado en 1998, en 2002 entró como asesor Peter Sisseck, el alma de
Pingus, y de su mano llegó Jerôme Bougnaud, “Hacienda Monasterio” para hacerse
cargo tanto de la enología como del viñedo, enclavado en una finca singular situada en
Sardón de Duero (Valladolid), a las puertas de la Ribera del Duero y a escasos 400
metros del cauce de este río.
En 2010 Quinta Sardonia pasa a formar parte del grupo bodeguero Terras Gauda,
englobando la bodega de referencia en Rías Baixas, junto con la renombrada
Pittacum, en el valle del Bierzo.
La Bodega Quinta Sardonia
Aunque los proyectos bodegueros se suceden, no son muy abundantes los que
aportan matices y conceptos que los hagan únicos. En el caso de Quinta Sardonia,
todo se ha planteado al milímetro para extraer todo el potencial de un terruño situado a
la vera del gran río del vino con el máximo respeto al medio ambiente y a su entorno.
La bodega es sumamente funcional. Compuesta por dos naves paralelas, una está
destinada a la fermentación, con una hilera de pequeños depósitos de 2.000, 5.000 (la
mayoría) y 10.000 litros de capacidad, bajos y anchos, y la otra con dos zonas de
crianza (una de ellas dotada de suelo radiante para favorecer las malolácticas en
barrica) y el botellero.
Las Viñas
El Duero es uno de los grandes ríos del vino del mundo. Y junto a él nació en 1998
uno de los proyectos vitivinícolas más epatantes: Quinta Sardonia. Bajo este nombre
se ampara un gran viñedo multivarietal, donde la tempranillo comparte la mitad de su
presencia con otras seis castas internacionales cultivadas bajo los principios de la
biodinámica para conseguir un equilibrio perfecto entre suelo, clima, cepa y entorno
natural y donde todo el trabajo se centra en que el perfil del terruño de sus once pagos
dé vida a un gran vino.
Jerôme ha interpretado con precisión una interesante variedad de suelos (yesos,
margas y calcáreos que se van sucediendo) para desarrollar una plantación todavía
joven de 17 hectáreas de viñedo, situado a 800 metros de altitud y en las que hay un
variado coupage varietal (tinto fino -la mayor parte-, cabernet sauvignon y un poco de
merlot, syrah, petit verdot y malbec) desarrollado en un marco de plantación de 2,5 por
1,2 metros conducido en espaldera.
Al contrario de lo que ocurre en otros proyectos, el trabajo en el campo no se basa en
resaltar las particularidades de cada variedad, sino en buscar la identidad de la finca,
que cuenta con 11 pagos diferentes, y que esta esencia sea la que se traslade hasta
cada botella de Quinta Sardonia.
Para ello, tanto la bodega como el viñedo se rige por los principios y ritmos de la
biodinámica, pero utilizada no como un arma de marketing, sino para favorecer la
biodiversidad y el desarrollo natural de las plantas. No en vano, Jerôme es un firme
convencido de la biodinámica, la más extrema de las prácticas de agricultura ecológica
y biológica, con la que se elaboran algunos de los mejores vinos del mundo (desde
Pingus a Domaines Leroy en Borgoña).
Para ello, abonan la viña con su propio compost, mantienen la cubierta vegetal en el
suelo, respetan el ciclo de la luna, preservan las plantas y flores naturales para
favorecer, según el enólogo, una biodiversidad de microorganismos e insectos que
contribuyen al buen desarrollo de cada cepa.
La viña es la clave de todo el proyecto. Se la mima, se la deja sufrir en años extremos
(la finca tiene completamente montado el riego por goteo, todavía por estrenar) y
cuentan con colaboradores de la talla de Claude Bourguignon.
¿Qué es la Biodinámica?
Ecología límite. La biodinámica es la práctica de la agricultura ecológica elevada a la
máxima expresión. La idea principal que aporta esta tendencia es que el ser humano
tiene que asegurarse su subsistencia sin dilapidar los recursos que ofrece la
naturaleza, sobre todo los no renovables, buscando el equilibrio del ecosistema, la
diversidad biológica y la recuperación de la actividad bacteriana en el suelo. Además,
sostienen que las posiciones de los planetas y los ciclos de la luna tienen también
influencia sobre la vida de las plantas, al igual sobre las mareas.
Premios y Menciones
De entre los múltiples proyectos vinícolas que han aflorado en los últimos años a
orillas del Duero, pocos aportan algo nuevo, atractivo y por qué no, excepcional.
Peter Sisseck (Pingus, Hacienda Monasterio y Clos D’Agon) marca las directrices y
Jerôme Bougnaud dirige campo y bodega.
# 94 Puntos Robert Parker, entre los mejores vinos de España
# 94 Puntos Peñín
Recomendado en mayo en
2006-p-3195.html
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